Las primeras sesiones pueden hacernos consciente de lo tensos que estamos, la relajación y el descanso que permiten nuestros flotarios, contrastan con el estrés que traemos. En la medida que esta etapa se integra, lo experimentado en la sesión de flotación pasa a la vida cotidiana. Otros, en sus primeras sesiones descubren qué pocos momentos de verdadera quietud y silencio hay en el día, en la medida en que integramos la quietud y el silencio muchos de nuestros miedos se disuelven con naturalidad.
La sobrecarga de información y movimiento de una gran ciudad nos hace olvidar el valor sanador de un paréntesis de quietud.
Aunque la relajación se siente al primer minuto de estar en el flotario, hay otros fenómenos que necesitan más tiempo. A medida que pasan los minutos aumentan las ondas alpha en el cerebro para finalmente a los 40min. de flotación aparecen las ondas theta, que muchas veces se logran sin dormirnos, tal como sucede en la meditación profunda. Estos minutos sanadores de ondas theta conscientes se van incrementando en la medida en que el que el "flotante" repite la experiencia.
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